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En Primera: Capitán pidió expulsión de un propio compañero

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«Polón» Aguilar (al frente, acostado) era el capitán brumoso que pidió al árbitro expulsar a un compañero en 1943.

El fútbol como fenómeno social muchas veces refleja la manera en que una sociedad vive. Hoy, la trampa, el engaño y el irrespeto están a la orden del día. No importan los cómos cuando se trata de ganar; pero en el pasado era distinto.

En un partido de Primeras, ante el no acatamiento de una instrucción, el capitán del club solicitó al árbitro la expulsión de un propio compañero. Así como lo leen, prevaleció la disciplina antes que el resultado, por supuesto eran otros tiempos, mas es un hecho desconocido que vale la pena traer a la luz.

El domingo 15 de agosto de 1943, con motivo de la séptima fecha del campeonato de 1943, contendieron la Universidad y el Cartaginés en el Estadio Nacional. Este fue el año del único título universitario en la división de honor.

Apenas en tres minutos “Tulo” Víquez movió el marcador para el once académico. Al 19’, “Cleto” del Cartaginés erró un penal y al 34’ “Lolito” Ruíz señaló el 2-0.

Comienza la segunda mitad y el defensa y capitán brumoso, Napoleón “Polón” Aguilar, gira instrucciones a sus compañeros para recomponer la situación; pero el medio centro, Ubaldo Cháves Ramírez, no hace caso. Es en este instante cuando se produce algo nunca antes visto, ni tampoco después: “Polón” se dirigió al árbitro central, señor Julio Güell, y solicitó la expulsión de su compañero Cháves por no acatar sus instrucciones.

Ante el pedido singular de Aguilar, el juez Güell actuó conforme y sacó del campo a Ubaldo Cháves cuando se jugaba la mitad del segundo tiempo.

Pocos minutos después, al 71’, Braulio “Pollito” Solís marcó el descuento blanquiazul (2-1). A pesar del esfuerzo cartaginés, la tablilla no se movió más y el triunfo se quedó del lado celeste; sin embargo, ese día ganó en disciplina el cuadro de la Vieja Metrópoli con este hecho tan peculiar, como fue solicitarle al árbitro la expulsión de un propio compañero de equipo.

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«Polón» Aguilar (de pie al extremo izquierdo) solicitó al árbitro la expulsión de su compañero Ubaldo Cháves (de pie al extremo derecho), en un juego de Primeras en el torneo de 1943. Foto: Cortesía de Memoria Gráfica del CS Cartaginés.

Quiebran la portería y se acaba el encuentro

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Portería en Costa Rica en los inicios de los años 1930s, con postes de madera.

Una portería quebrada evitó que se pudiera completar un partido de fútbol oficial en nuestro país pues no había repuesto, aunque usted no lo crea.

Este singular hecho se registró el domingo 8 de junio de 1930, en el duelo entre el Club Sport Buenos Aires y el Club Sport Cascante, valedero por la tercera fecha del Campeonato Nacional de Tercera División de 1930.

El CS Buenos Aires había nacido en 1926 y pronto tuvo un gran benefactor: El periodista Rafael Merino. Este equipo tenía ese nombre en honor a la capital argentina, famosa ya por su fútbol de calidad. El club estaba instalado en el Barrio El Pacífico de San José. En cuanto al CS Cascante, esta oncena procedía de San Sebastián.

La temporada de 1930 la disputaron ocho equipos, entre ellos estos dos.

El indicado 8 de junio a las 9 de la mañana, en el campo del Buenos Aires, saltaron al césped los bonaerenses y los muchachos de San Sebastián. Ambos venían de ganar en su primera presentación.

Como se esperaba, el partido fue muy peleado, en el buen sentido de la palabra. Cuando el marcador se encontraba 3 a 2, favorable al CS Buenos Aires, sucedió algo inusual en un campo de fútbol. En medio del forcejeo de la reyerta, el larguero, el poste horizontal de madera no soportó y se partió, causando la suspensión inmediata del compromiso.

Aquí fue donde iniciaron las carreras y congojas pues no había otro travesaño de repuesto, ni tampoco se podía arreglar.

Reclamos sobre el árbitro, señor Rigoberto Bonilla en cuanto a que los del CS Cascante reclamaban el triunfo por ser fallo del cuadro local y organizador del partido, mientras los del CS Buenos Aires manifestaban que era un imprevisto de fuerza mayor.

Sin más que hacer, sin carpintero ni

Ernesto Araya portero Buenos Aires 1933
Una de las figuras más importantes de la historia del CS Buenos Aires, su portero, Ernesto Araya.

otro poste de madera, el partido acabó y todo quedó en manos de la Federación Deportiva (hoy Fedefútbol), quien resolvió salomónicamente, la repetición total del encuentro una semana después.

Al CS Buenos Aires esto no le afectó pues al final de la temporada se proclamó campeón, subió a la Segunda División de 1931 también obtuvo el título y ya en 1932 estaba en la Primera División, categoría en la que se mantuvo hasta 1935. De hecho el CS Buenos Aires es el primer equipo que descendió de Primera a Segunda en Costa Rica en el citado 1935.

Regresando a la anécdota de aquel distante partido de 1930, no nos cabe duda de que lo vivido fue inusual y acongojante; aunque jocoso al mismo tiempo, porque un partido pospuesto porque se quebró una portería era y es, algo bastante insólito en este deporte.

Árbitro se disfraza de policía para salir de estadio

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El árbitro Julio César Soto París disfrazado de policía para salir de Heredia en 1971.

Un réferi del fútbol nacional debió uniformarse de policía para abandonar las instalaciones del Estadio Eladio Rosabal Cordero, como si fuera día de “Halloween”.

El domingo 24 de octubre de 1971, el juez Julio César Soto París, vio en riesgo su integridad física en un partido entre Herediano y Ramonense, correspondiente a la fecha 12 y que terminó en un zafarrancho mayúsculo. Ese día, los poetas actuaron como “locales” en Heredia, al menos en el papel.

La primera parte fue decisiva en cuanto a las anotaciones del duelo. Un autogol de “Calocha” Pérez al 2’ y los tantos de Jorge Di Palma (11’) y de “Toño” Morales (20’ de penal), le entregaron tres goles a los florenses. Por los poetas descontó Carlos Losilla al 32’. 3 a 1 para los rojiamarillos.

En el complemento, se jugaban 61 minutos cuando el juez Julio César Soto expulsó al herediano Jorge Di Palma. Esto provocó descontento, lanzamiento de objetos al engramado, reclamos airados, pleito entre futbolistas e invasión del público a la gramilla, entrando inicialmente por el sector Sur.

El juez Soto estaba en el centro del barullo; por lo que recibió golpes, atinando solo a responder

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Momento de la gresca en la que el juez Julio C. Soto fue agredido.

algunos y decimos que logró

responder algunos; porque también fue árbitro de boxeo en alguna época de su carrera y eso le sirvió para no quedar tan indefenso. Julio César, era hermano del también afamado silbatero Juan Soto París.

Controlada la “cámara húngara”, heredianos y ramonenses querían la reanudación de las acciones; pero el árbitro no aceptó.

Los ánimos caldeados generaban un ambiente de inseguridad para el trío arbitral compuesto por Soto, Eduardo Barrantes y Gilbert Arias. Resguardados por la policía, los jueces se retiraron del campo.

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El árbitro Julio César Soto P. es retirado del campo, resguardado por un policía y el ex jugador y ex técnico florense Mario Murillo.

Ya en el camerino, y después de casi dos horas, se decidió que el árbitro central saliera vestido de policía para que pudiera abandonar seguro el Estadio Rosabal Cordero.

En efecto, Julio César Soto, se uniformó y salió campante en una radiopatrulla de la Guardia Civil, después de semejante espectáculo grotesco en Heredia, el cual fue presenciado dentro del escenario deportivo por 2.788 espectadores.

Ese 24 de octubre de 1971, Herediano alineó a Edmond Gladstone; Bolívar León, Plutarco Arias, Napoleón Masís y Álvaro McDonald; Álvaro Cascante y Antonio “Toño” Morales; Rafael Ángel Camacho, Guillermo Paniagua, Vicente Wanchope y Jorge Di Palma.

Por su parte, Ramonense a: Carlos “Chemín” Ramos; Rolando “Curro” Suárez, William Chaverri, Carlos “Calocha” Pérez y José Ángel “Chango” Ortíz; Víctor Pereira y Gerardo Nájera, Luis Calvo, Carlos Losilla, “Rata” Calderón y Jorge Luis “Naranjeño” Sánchez.

Esa misma semana, el Tribunal de Penas de la Federación, acordó que se jugaran luego los 29 minutos restantes del partido, suspender cinco partidos la cancha del Rosabal Cordero, sancionar con dos juegos a los florenses Di Palma, Camacho, Paniagua y Morales; con uno a los ramonenses Ramírez, Calvo, Losilla y Calderón; y con un año al directivo herediano Óscar “Cuico” Bejarano. En ese entonces, el Presidente del Herediano era Humberto “Beto” León.

Muchos años han pasado de aquel disfraz de policía que hizo pasar de incógnito al árbitro Julio César Soto París (1931-2012); pero que fue vital para que pudiera salir tranquilo del Estadio Eladio Rosabal Cordero de Heredia.

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Julio César Soto París, con traje de policía, salió del Estadio Rosabal Cordero sin problemas, a bordo de una radiopatrulla en 1971.

Partido acaba por estallarse el único balón que había

balon desinfladoUna bola desinflada terminó un partido oficial de fútbol en el balompié costarricense, generando al mismo tiempo una disputa por los puntos de dicha contienda.

El domingo 30 de junio de 1929, la Federación Deportiva de Costa Rica fijó el inicio de los campeonatos de Segundas y Terceras Divisiones con un total de seis encuentros, entre ellos el de Liga Deportiva Alajuelense ante el Association de Santo Domingo, en la Plaza de Sport (Plaza Iglesias) de Alajuela, partido por el torneo de segundas fuerzas.

Por esos tiempos, la cantidad de implementos con que disponían los equipos era escasa, en ocasiones con costos se cumplían las necesidades básicas de los conjuntos de la Primera División.

Para el duelo entre alajuelenses y domingueños solo había una pelota. Con ese único esférico el juego dio inicio esa mañana. Al finalizar la etapa inicial, los erizos salieron con ventaja de un gol por cero.

Cumplido el descanso reglamentario, volvieron al campo Alajuelense y Santo Domingo; pero a los pocos minutos de reiniciado el cotejo, la bola no soportó el trajín de la reyerta y se estalló, ocasionando consecuentemente la suspensión del duelo.

El pequeño contratiempo se tornó en caos cuando el árbitro del partido, señor Antonio Hernández, solicitó otro balón y no había.

Los minutos pasaban sin conseguir una pelota en la Ciudad de Alajuela, generando la molestia de los heredianos, quienes, para cuando al fin se dispuso de otra redonda y ante el llamado del réferi, se negaron a jugar aduciendo que el grave incidente era culpa de los rojinegros y por ende, les debían dar los puntos. Así, sin más argumentos, el Association de Santo Domingo se marchó del campo.

En reunión de la Federación Deportiva del martes 2 de julio de 1929, el tema se tenía agendado; pero no se vio ya que el árbitro aún no había enviado su informe.

Una semana después, el martes 9 de julio de 1929, en una sesión concurrida, a la que asistieron los señores Moisés Vicenzi, como Presidente, José Pérez como secretario, los también federativos Fournier, Pérez Treasy, Van der Laat y Valerio, más los representantes de los clubes Gimnástica Española, La Libertad, Alajuelense, Atlántico, Association de Santo Domingo, Orión FC, CS México, La Unión de Tres Ríos, Juventud Atlántica, Herediano y Katharina, se definió el asunto.

Presentado el informe del árbitro Antonio Hernández, el cuerpo federativo falló en favor de la Liga Deportiva Alajuelense, al considerar que, además de que iba ganando el partido (1-0), el club que se rehusó a jugar, una vez conseguido un nuevo balón, fue el Santo Domingo y que por abandonar el partido, lo tenía perdido.

Este incidente, hoy impensable, generó que la Federación Deportiva tomara el acuerdo de obligar a los clubes que fueran locales, a disponer de al menos dos balones en buenas condiciones para responder a cualquier eventualidad.

Balon desinflado 20s
Una pelota estallada acabó un juego en 1929, al no haber más balones en Alajuela.

Heredianos confunden hidratante con veneno y no pudieron jugar

AD Yuba Paniagua
La AD Yuba Paniagua, equipo que tuvo participación en Segunda y Tercera División.

Lo que iba  a ser una visita difícil a Puntarenas, terminó siéndolo aún más complicada de lo imaginado, cuando previo a un partido de Segundas Divisiones, los integrantes del equipo Asociación Deportiva Yuba Paniagua de Heredia se autointoxicaron.

El domingo 5 de marzo de 1984 estaba previsto en el Estadio “Lito” Pérez de Puntarenas, el duelo entre el Rosalilia porteño y los heredianos del Yuba Paniagua por el campeonato de ascenso, a las 11 a.m.

Un día antes, el cuerpo técnico envió a comprar a una farmacia de Heredia, gluconato de potasio, que es en síntesis y sin entrar en detalles farmacéuticos, un compuesto de electrolitos que ayuda a compensar déficits de potasio y para combatir la deshidratación, más aún en esfuerzos físicos grandes como jugar en el Puerto del Pacífico en horas del mediodía.

Sin embargo, en lugar de adquirir el mencionado gluconato de potasio, al del mandado le dieron bicromato de potasio, un componente químico soluble en agua, que al ser ingerido envenena, presentando síntomas como náusea, vómito, diarrea, etc, pudiendo provocar, dependiendo de la dosis, hasta la muerte. Ese producto se usaba mucho en esa época para dar acabados a pisos de concreto y madera.

Con el veneno, sin saberlo, se vertió en el agua como hidratante y de ahí en las bolsitas de líquido que comenzaron a consumir los jugadores, repartidas por el utilero. Eran las 10:20 a.m. del domingo.

Minutos antes de las 11 a.m., cuando el árbitro del compromiso Víctor Mora Quirós, llamó a revisión, se percató de que varios futbolistas, que se habían quejado del sabor que tenía su hidratante, presentaban los síntomas anteriormente mencionados. De inmediato se suspendió la ingesta de dicha agua.

El juez dio 15 minutos; pero más bien las cosas agravaron, haciéndose necesario el traslado de los intoxicados al Hospital Monseñor Sanabria, por recomendación del médico del Rosalilia, doctor Mario Bonilla Jiménez. En el nosocomio los recibió el  Dr. Guillermo Arguedas Madrigal.

La lista de envenenados la encabezó el entrenador del Yuba Paniagua, Edwin Jackson Grant quien quiso constatar el sabor diferente de la bebida; a él le siguieron el portero Marco Tulio Cantón y los jugadores de campo Alexis Camacho Espinoza, Carlos Paniagua Solís, José Joaquín Sánchez Campos, Manuel Arias Segura, Carlos Luis Lobo Ramírez, Freddy Álvarez Guadamuz, Carlos Rojas Rodríguez y Luis Francisco Salas.

AD Yuba Paniagua II
El Yuba Paniagua actuaba como local en el Estadio Rosabal Cordero. En 1984 durante una visita a Puntarenas, gran parte del plantel resultó envenenado al confundir un químico. Su uniforme era naranja con negro.

Luego, los afectados fueron llevados al Hospital México, siendo el delantero Carlos Rojas el más afectado. Todos los implicados debieron pasar un par de noches en el centro hospitalario. Quienes se salvaron de no tomar el líquido, fueron Asdrúbal “Yuba” Paniagua, su hermano Julio Paniagua y Cipriano Alfaro, quienes estaban en la alineación titular.

A esa franquicia era la segunda vez que le sucedía un caso de intoxicación, pues antes de llamarse Yuba Paniagua, cuando actuaba con el nombre de Real Deportivo Rafaeleño en la Tercera División, le pasó hacía unos quince años antes. Esa vez solo tres futbolistas fueron llevados al hospital de Heredia.

Luego se comprobó, según el representante de los heredianos ante la Federación, señor Charles Iza, que el error se cometió en la farmacia herediana, pues la receta iba correcta. Al Yuba Paniagua se le reacomodó el calendario por este hecho de fuerza mayor, donde un despiste farmacéutico “fauleó” a todo el equipo.

AD Yuba Paniagua escudo
El Yuba Paniagua se mantuvo por una década dentro de los campeonatos federados.

Les metieron 28 goles en un fin de semana

Como dicen, en el fútbol se gana, se empata y se pierde, y aunque a veces las formas importan poco, nadie puede negar que ser goleado ha sido siempre digno de sonrojarse al salir del campo, sino que lo diga la Sociedad Gimnástica Española en 1927.

El trágico fin de semana para los gimnásticos ocurrió el domingo 11 de septiembre de 1927, cuando los rivales que tuvo en Primeras, Segundas y Terceras no tuvieron piedad alguna de los josefinos.

La debacle de los rojiblancos comenzó en Tercera División, cuando sucumbieron, como visitantes, 10 a 1 ante el Santa Lucía, resultando verdugo el debutante Miguel “Botellitas” Jiménez, quien marcó varios goles ese día.

En Segundas, la Gimnástica Española recibió en su campo de La Sabana, a la Asociación de Santo Domingo. Un 2 a 2 en el primer tiempo, indicaba acciones parejas; pero en el segundo tiempo un lesionado y un expulsado para los españolistas los debilitó al punto que los domingueños les endosaron 9 goles para el escandaloso 2 a 11. La portería del meta Girón, acabó echa “jirones” a costa de los heredianos.

Y vino la contienda de Primera División. El derby josefino, entre la Sociedad Gimnástica Española y el Club Sport La Libertad, en el Estadio Nacional de La Sabana.

Sin embargo, la tercera no sería la vencida, y de nuevo un marcador elevado en contra de los gimnásticos redondeó su mal fin de semana. De la mano de Salvador “Papas” Tabasch, quien ese día señaló 4 goles, La Libertad venció 7 a 1 a los “ibéricos”, a pesar de los esfuerzos de su guardameta, Ricardo “Manchado” González.

En la sumatoria de ese domingo oscuro, la Gimnástica Española se llevó 10 goles en Tercera, 11 en Segunda y finalmente 7 en Primera, para un total de 28 goles recibidos, contra solo 4 anotados.

Esa vez las porterías de los josefinos estuvieron abiertas de par en par, en un hecho sin parangón en el fútbol nacional.

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La Sociedad Gimnástica Española y el Club Sport La Libertad en el Estadio Nacional de La Sabana. La fotografía es de 1929.

Moneda elimina a Saprissa de la Concacaf

Una moneda al aire decidió el futuro del Deportivo Saprissa dentro del Torneo de Clubes Campeones y Subcampeones de la Concacaf de 1974, en un episodio donde los morados se confiaron y terminaron pagando con tristeza.

En la primera ronda de la zona centroamericana, al Saprissa le correspondió medirse al Aurora de Guatemala, en serie a visita recíproca.

El juego de ida tuvo lugar en el Estadio Ricardo Saprissa el domingo 12 de mayo de 1974. La victoria fue tica 2-1 con los tantos de Carlos y Gerardo Solano; al tiempo que para los guatemaltecos marcó Fernando Solano de autogol.

La vuelta se disputó una semana después en la capital chapina. De inicio las cosas comenzaron a complicarse, pues aunque el equipo viajó a Guatemala, el “Príncipe” Hernández y Hernán Morales permanecieron en Costa Rica por disposición de la dirigencia saprissista, optando porque ambos viajaran mejor el mismo día del partido, con tan mala fortuna que el vuelo de la Pan American Airlines que los llevaría a suelo guatemalteco, nunca llegó al Aeropuerto Juan Santamaría, pues un desperfecto mecánico lo imposibilitó a despegar de Panamá, generando dos bajas sensibles en la titular tibaseña.

A pesar de este primer desaguisado el cuadro costarricense llegaba como favorito; situación que ratificó aún más con el gol de Gerardo Solano al minuto 66.

No obstante, el conjunto aurinegro logró empatar al 72’ con René Morales y cuando la igualdad le daba la clasificación a los saprissistas, apareció nuevamente Morales, ésta vez a un minuto del epílogo, para derrotar al meta Juan Gutiérrez y establecer el 2-1 local, 3-3 en el global.

Hubo entonces necesidad de jugar tiempos extras, los cuales después de treinta minutos de acción, mantuvieron el mismo marcador. Como no se habían establecido los lanzamientos de penal para definir la llave, la única opción que le quedó al árbitro salvadoreño José Leónidas Rogel era decidir por moneda.

El cuscatleco sacó de bolsillo el “quetzal”, lanzándolo al aire ante la expectativa de todos los presentes y cayendo sobre el zacate del Estadio Mateo Flores, con la fortuna sonriéndoles a los guatemaltecos.

El cuadro morado sufrió un duro revés, en gran parte porque no tomó con toda la seriedad esta primera llave y por haber tenido “la suerte de espaldas”.

Como particular coincidencia, al Aurora lo entrenaba el ex delantero Jorge “El Grillo” Roldán, quien hacía seis años en calidad de capitán de la Selección de Guatemala, también por la vía de la “moneda”, había sacado a Costa Rica de los Juegos Olímpicos de México 1968, algo que aún estaba fresco en la memoria del aficionado nacional.

Saprissa es el club centroamericano más exitoso en el Torneo de Campeones de Concacaf.
Saprissa es el club centroamericano más exitoso en el Torneo de Campeones de Concacaf.
El arquero chapín Rómulo Estrada es vencido por el alero izquierdo morado Gerardo Solano en la serie Saprissa vs Aurora. Los guatemaltecos avanzaron mediante una moneda al aire en 1974.
El arquero chapín Rómulo Estrada es vencido por el alero izquierdo morado Gerardo Solano en la serie Saprissa vs Aurora. Los guatemaltecos avanzaron mediante una moneda al aire en 1974.

Futbolista hace historia al actuar en Primera y Segunda el mismo día

¿Se imaginan ustedes jugarse dos partidos oficiales de campeonato en divisiones diferentes el mismo día? Parece imposible; pero no, esto pasó en Costa Rica aunque hace ya un buen tiempo.

Nos remontamos a 1925, para ser exactos al 13 de septiembre. Ese domingo jugaron por el torneo de Segunda División, el Club Sport La Libertad y el Club Sport Colón.

El choque inició a las 9:15 am en el campo del Colón en La Sabana. Los encuentros en esa época eran de 70 minutos (dos tiempos de 35 minutos cada uno), con un descanso de 5 minutos.

Después de terminada la primera parte (9:50 am), el jugador liberto Miguel Ángel Ulloa, le hizo una petición particular al árbitro del partido Benjamín Herrera: Que antes de acabarse el segundo tiempo lo dejara retirarse de la cancha, porque tenía que irse a toda prisa a jugar el partido de Primeras entre el Club Sport La Libertad y Club Sport Herediano, el clásico de la época, que comenzaba a las 10 am.

En efecto, el juez Herrera no tuvo objeción, por lo que alrededor del minuto 10 del complemento de ese partido de Segundas (10:05 am), Ulloa salió a toda marcha con rumbo al Estadio Nacional.

Mientras tanto con una muy buena concurrencia de público en el máximo coliseo del fútbol tico, los dos grandes de ese entonces, La Libertad y el Herediano ya estaban sobre la gramilla.

El árbitro inglés Mr. Martel Marshall llamó a juego. La Libertad de blanco y negro y los florenses de azul y negro. Herediano completo; pero los josefinos formaban con sólo diez jugadores. Todavía no había llegado Miguel Ángel Ulloa. Se realizó la rifa de casas, ganando los blanquinegros, quienes escogieron atacar de Oeste a Este.

A las 10:03 am, el réferi británico dio la orden de inicio, tocando la pelota Claudio “Cayito” Arguedas.

El comenzar los decanos con diez elementos los debilitó al punto de pagarlo caro con el gol de Braulio Morales, al minuto siete.

Sin embargo, cuando el cronómetro señalaba doce minutos (10:15 am) y luego de atravesar a carrera limpia el “Llano de Mata Redonda”, al fin llegó Miguel Ángel Ulloa, quien de inmediato entró al campo, seguramente jadeando, pero con la ventaja de que ya venía uniformado.

En su reporte para La Nueva Prensa, el cronista ARZEL (Arnulfo Zeledón), escribió: “Estos aplausos fueron más atronadores cuando entró Miguel Ángel Ulloa a la cancha para completar el equipo blanco y negro (La Libertad) pues así los simpatizadores de este club tenían más esperanzas de triunfo.”

“Cayito” Arguedas señaló el dos a cero florense; pero el empuje de los libertos, ahora completos, los llevó primero al descuento, a través de Rafael Ángel “Macho” Madrigal para dejar el primer tiempo 2-1. Para la complementaria, La Libertad, logró la igualdad con un tanto de Juan Gobán, terminando la contienda 2 a 2.

Mientras en el partido de Segundas, La Libertad había empatado 1-1 con el Colón, marcador que supo aguantar a pesar de quedarse con un hombre menos tras la salida de Ulloa hacia el Estadio.

Así fue como Miguel Ángel Ulloa se jugó ese día dos partidos, uno en Segundas y otro en Primeras con La Libertad, una singularidad propia del pintoresco fútbol tico de hace noventa años.

Partido en las canchas de La Sabana, entre La Libertad y Herediano, a principios de los años 1920s.
Partido en la cancha del CS La Libertad en La Sabana, entre La Libertad y Herediano, a principios de los años 1920s, con el público y fotógrafos al borde del campo de juego.

Técnico costarricense tumba a golpes a árbitro en México

Noqueado. Así acabó el árbitro guatemalteco Rómulo Estrada por parte del director técnico herediano Mario Murillo en el Torneo de Clubes Campeones de la Concacaf.

La historia se remonta al domingo 29 de abril de 1962, en el partido entre las Chivas de Guadalajara y el Club Sport Herediano, efectuado en el Estadio Jalisco; por cierto la primera participación de los rojiamarillos en la Concacaf.

El partido comenzó accidentado pues el arquero florense Hernán Alvarado se luxó el hombro apenas al minuto 5, teniendo que salir del campo y dándole lugar al extremo derecho William Carpio, quien debió colocarse los guantes.

Con esa seria condicionante, los aztecas se lanzaron sobre el arco del improvisado portero costarricense sin poder anotar. El partido continuó con acciones ríspidas, entre ellas, la que generó la expulsión del nacional Óscar “Cuico” Bejarano y el mexicano Sevilla, por parte del árbitro de Guatemala, Rómulo Estrada.

El entrenador del Herediano, Mario Murillo, molesto con la labor del guatemalteco, ingresó al campo de juego, no precisamente con muy buenas intenciones cuando se jugaban 83 minutos de partido.

En su crónica del encuentro, el reportero mexicano Aurelio Cortés Díaz del diario “Occidental” de Jalisco escribió: “… los ticos dicen que el colegiado golpeó a Pantoja pero lo cierto es que los noventa kilos de Mario Murillo, como una catapulta, se lanzaron contra el flaquirucho chapín y en tanto que canta un gallo, lo dejaron noqueado… Se suspendió el encuentro durante 7 minutos, hubo muchas discusiones; entraron los enfermeros a ‘resucitar’ al árbitro y al final, con guardias de ‘honor’ salió Mario de la cancha y también lo tuvo que acompañar Bejarano con Sevilla. ”

Los rojiamarillos esa vez formaron con Hernán Alvarado, Álvaro Cháves, “Manelo” Villalobos y Álvaro McDonald; Carlos Marín, Carlos Pantoja, William Carpio, Manrique Quesada, Oscar “Cuico” Bejarano, Edgar Quesada y Juan Garita.

Por su parte de los rojiblancos lo hicieron con el “Tubo” Gómez; “Niño” Cuéllar, Sevilla, “Jamaicón” Villegas, “Pancho” Flores, Jasso, Francisco Jara, “Chava” Reyes, “Mellone” Gutiérrez, “Sabas” Ponce y Javier “Cabo” Valdivia, bajo la dirección de Javier de la Torre.

Al final, la victoria fue para el Guadalajara 2 a 0 con los goles de Salvador “Chava” Reyes; pero este partido de la Concacaf, tuvo más atención debido a la excelente actuación del meta improvisado Carpio y la noqueada al árbitro chapín.

Don Mario Murillo, fallecido en el 2012 y quien se caracterizó toda la vida por ser un herediano furibundo, demostró esa vez que era un hombre de armas tomar.

La nota positiva fue que el premio que tenían destinado los mexicanos para el mejor jugador suyo en el campo, se lo terminaron dando al nacional William Carpio por su extraordinaria, aunque imprevista, actuación en el arco.

El Herediano de 1962 que participó por primera en el Campeonato de Clubes Campeones de la Concacaf.
El Herediano de 1962 que participó por primera vez en el Campeonato de Clubes Campeones de la Concacaf.

Avión mexicano termina una goleada en La Sabana

A quitar los marcos durante un partido de campeonato con toda prisa por el aterrizaje de un aeroplano en plena cancha de La Sabana. Así de sorprendente sucedió la mañana del domingo 1 de setiembre de 1929.

Por ese tiempo, no había aeropuertos internacionales en el país, pues el primero ubicado en la hacienda “La Lindora” en Pozos de Santa Ana, estrenó su pista en 1931 y luego el de La Sabana en 1940.

Esa mañana de septiembre jugaban por el campeonato de Segunda División, el Club Sport La Libertad y el equipo de Paraíso (Cartago) en La Sabana, en el campo de los libertos, porque el Estadio Nacional se reservaba casi solo para juegos de Primeras.

Marcaba el cronómetro 20 minutos, cuando a las 10:55 am, el árbitro Carlos Luis Ramírez, debió suspender el partido para el aterrizaje del avión “Ejército Mexicano”, piloteado por el Coronel azteca de origen español, Pablo Sidar y el sub Teniente Arnulfo Cortés, procedentes de Tegucigalpa (Honduras), de donde habían salido a las 7:30 am.

Con toda prisa se quitaron las porterías para abrir espacio y finalmente el aeroplano de las Fuerzas Aéreas Mexicanas tocó suelo costarricense. Era un avión militar “Douglas O2M”, con capacidad para dos personas, con un peso vacío de 1350 kilogramos, combustible de 813 litros y una reserva para 137.

Al descender del aeroplano, Sidar y Cortés fueron recibidos por el Presidente de la República, don Cleto González Víquez, así como por el Ministro de México, Antonio Mediz Bolio, su secretario Sr. Icaza y otras autoridades de gobierno.

De inmediato, don Cleto González le preguntó al aviador: ¿Ha tenido usted buen viaje?, Sidar contestó: “Muy feliz señor Presidente; pudimos haber llegado antes pero hemos tenido un atraso de veinte minutos. Debido a una tempestad en el camino, nos vimos precisados a alejarnos de ella variando la ruta que traíamos. El paisaje que presenta este país es bellísimo. Estamos encantados.”

Los futbolistas observaron el espectáculo aéreo; pero el partido de fútbol debía continuar, con la sorpresa de que cuando el juez Ramírez llamó a juego, los paraiseños ya se habían retirado hacia Cartago. Adujeron que no podían esperar; sin embargo, otros apuntaron a que en realidad su partida se debió a que al momento de la suspensión, el marcador les era desfavorable 6-0.

No habiendo partido, Sidar hizo vuelos recreativos para algunos miembros de Gobierno. Luego abordó el mítico avión “Juan Santamaría”, aeroplano costarricense donado por México, en el que realizó varias acrobacias. Después, en caravana, fue conducido por la Avenida Central hasta el Club Unión. Partió a Panamá la mañana siguiente.

Días más tarde la Federación multó a Paraíso con 10 colones por haberse retirado del campo y no esperar a que el avión se marchara para continuar el juego, además de darle los dos puntos a La Libertad. Los paraiseños sumaron en ese momento su sexta derrota; mientras la segunda de La Libertad su sexta victoria.

Por esas cuestiones de la vida, Sidar falleció en un accidente aéreo en Limón, el 11 de mayo de 1930, queriendo establecer el récord de un viaje sin escalas entre México y Argentina.

De esta forma un avión mexicano acabó con un partido de Segundas Divisiones en el lejano 1929; aunque brindó un espectáculo que disfrutaron muchos aficionados ese domingo en el “Llano de Mata Redonda”.

Los aviadores Pablo Sidar (derecha) y Arnulfo Cortés (izquierda).
Los aviadores Pablo Sidar (derecha) y Arnulfo Cortés (izquierda).
Este avión, llamado
Este avión, llamado «Ejército Mexicano», detuvo un partido de Segundas en 1929.

Pistola salva a árbitro en medio partido Herediano-Alajuelense

Corría el año de 1923, se disputaba apenas el tercer campeonato de Primeras en el fútbol costarricense y en un duelo interprovincial entre el Club Sport Herediano y la Liga Deportiva Alajuelense, ocurriría un hecho sin par en el balompié tico, pues un arma salvó en pleno partido a un árbitro de ser agredido.

Hoy lo acontecido el domingo 10 de junio de 1923, causa asombro y al mismo tiempo genera hasta cierta comicidad; pero en ese momento, fue algo sumamente serio.

En el campo de San Francisco de Heredia, el equipo local recibió a los alajuelenses, en un partido tenso desde el silbatazo inicial del árbitro Egon Holst, pues una semana antes; aunque en Segundas, estos dos mismos adversarios habían tenido un encuentro que acabó con muchos roces.

Holst tenía 30 años de edad para ese entoces y hacía algún tiempo había jugado como «back» izquierdo para el Club Sport La Libertad. Ahora, en calidad de réferi, tendría el susto de su vida.

La primera parte fue ríspida y no generó goles. En el complemento, Herediano tomó la ventaja en el marcador, pero luego se vio empatado con un tanto de los erizos.

A 7 minutos del final, Alajuelense marcó el segundo gol, a través de Israel Gutiérrez. Esta anotación generó serios reclamos por parte de los florenses aduciendo «off side». El juez Holst, no tenía clara la acción, por lo que decidió consultarle al señor Otto Hütt, juez de gol (árbitro que se colocaba en las porterías) sobre el polémico tanto.

Hütt dijo: «Hubo gol», por lo que se concedió el tanto que sería prácticamente el de la victoria para la Liga. Fue ahí cuando estalló la bronca.

Los reclamos airados de Eladio Rosabal Cordero, alimentaron a una turba enfurecida que invadió el campo de juego para atacar al árbitro Holst. Ante la amenaza evidente, don Egon se vio obligado a sacar su pistola y amenazar con matar para defenderse.

La afición herediana agredió con sillas, palos y golpes a los jugadores alajuelenses, quedando tendido en el campo Francisco Rosabal y heridos Eriberto Chavarría e Isaac Solano. Otros debieron correr por los potreros aledaños para escapar.

El Comandante de la Policía de Heredia le comunicó al Secretario de Seguridad Pública que en ese bochinche participaron no menos de 400 personas.

Días más tarde en sesión extraordinaria de la Liga Nacional, se acordó suspender por un año al herediano Otoniel Martínez, que había sido expulsado por improperios al árbitro durante el segundo tiempo y por 9 meses a Eladio Rosabal Cordero. Además, se multó al CS Herediano con 50 colones.

Así, pistola en mano, aunque hoy suene increíble, el árbitro Egon Holst se salvó de una paliza segura al conceder un gol que parecía legítimo en favor de Alajuelense.

Egon Holst fue árbitro y también jugador del CS La Libertad. Falleció en 1981.
Egon Holst fue árbitro y también jugador del CS La Libertad. Falleció en 1981.